Ley habilitante

Por ejemplo, las leyes habilitantes generalmente establecen agencias gubernamentales para llevar a cabo acciones específicas en un Estado moderno.

Dichas órdenes son disposiciones dictadas por los presidentes de Estados Unidos para gestionar las operaciones del gobierno federal.

[10]​ Las órdenes ejecutivas tienen fuerza de ley cuando se sustentan en las facultades en materia legislativa otorgadas directamente al poder ejecutivo por la Constitución (artículo II), o se dictan conforme a leyes del Congreso que explícitamente delegan en el presidente cierto grado de poder discrecional (legislación delegada).

La Ley dio a la recién establecida Asamblea de la Iglesia, predecesora del Sínodo General, el poder de preparar y presentar al Parlamento medidas que podrían ser aprobadas o rechazadas, pero que no fueron modificadas por ninguna Cámara.

En Venezuela, se otorgaron leyes habilitantes para gobernar por decreto en asuntos determinados a los presidentes Rómulo Betancourt (1959),[14]​ Carlos Andrés Pérez (1974),[15]​ Jaime Lusinchi (1984),[16]​ Ramón José Velásquez (1993)[17]​ y Rafael Caldera (1994).