Establecía las Cortes como asamblea unicameral de elección indirecta sin iniciativa legal, ya que esta residía en el jefe del Estado, Francisco Franco.
Así pues, todos los miembros de las Cortes eran en realidad «elegidos» directa o indirectamente por Franco.
[3] Por otro lado, «en privado, Franco despreciaba las Cortes, reconociendo que se trataba de una mera fachada, construida para enmascarar su dictadura personal».
En una ocasión le dijo a su ministro Joaquín Ruiz Giménez: «¿Y las Cortes a quién representan?»; y en otra le comentó indignado a su ayudante Pacón, cuando un general votó en contra de una ley en las Cortes: «Si no le gusta el proyecto, que se abstenga, pero que jamás vote en contra, pues me debe su escaño por nombramiento directo».
También advirtió contra los «grupos decadentes» que tratan de aprovechar la Guerra Mundial para organizar su retorno.