En julio de 1892 ingresaba en la catedral de Pamplona como infante de coro donde permaneció hasta 1900 recibiendo sus primeras nociones musicales del maestro de capilla Hipólito Ramírez y del organista, Félix Hernández.
Llegó a ser nombrado por sus investigaciones vocal del Instituto Diego Velázquez, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (1940), miembro correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1944) y vocal de la Institución Príncipe de Viana.
[3] En su legado musical constan cerca de 80 composiciones aunque destacó principalmente como musicólogo.
Publicó numerosos artículos en prensa y revistas como Diario de Navarra (con 285 artículos publicados), la revista mensual hispano-americana España sacro musical en Barcelona (1930-1936), que le dedicó un monográfico en julio de 1934,[4] Tesoro sacro musical en Madrid (1933-1954), Boletín de la Comisión de Monumentos de Burgos (números 28-44)[5] o en la revista ilustrada La Avalancha (1934-1949) en Pamplona.
[6] Dentro de sus investigaciones dejó escritos algunos trabajos como: