Este caso ha sido muy frecuente en la historia y es el modo en que el latín, el chino clásico, el sánscrito, el egipcio clásico se convirtieron en lenguas muertas; todos ellos evolucionaron dando lugar a lenguas diferentes.Movimientos recientes tienden a la conservación de este patrimonio, bien intentando la restitución, bien fijando el contenido lingüístico.El mayor problema lo representa la falta de dinero y personal capaz, la tarea desborda cualquier intento que se ha realizado hasta la fecha.Por lo menos existe un caso, el hebreo, en el que una lengua muerta ha sido «revivida» para su uso diario.Naturalmente la lengua ha tenido que modificarse y se han creado un gran número de neologismos para adaptarla al uso moderno.Un ejemplo exitoso es el finlandés en Finlandia, que fue instaurado y promocionado como lengua oficial por el gobierno tras la independencia.Lenguas en las que las medidas no parecen haber tenido éxito son el bretón y el occitano.En el caso de lenguas en países pobres, o cuyos hablantes son marginados, la conservación se complica mucho.Simplemente no se dispone del dinero necesario para ofrecer las mismas posibilidades que tienen los hablantes de lenguas prestigiosas: escolarización, televisión, periódicos, libros, Internet, trabajo, etc.Como ejemplos nombra vis atomica para «poder nuclear», res inexplicata volans para «ovni», etc.El latín continuó en uso en textos científicos y filosóficos mucho tiempo después de su muerte, costumbre que se mantuvo por lo menos hasta el siglo xix.Por sus usos litúrgicos se han conservado por ejemplo el eslavónico, el avéstico, el copto, el sánscrito, el ge'ez, etc.Un ejemplo de este uso es la Wikipedia: existen versiones en sánscrito, latín, anglosajón y gótico.