Actualmente el resígaro es una lengua altamente amenazada, pero con hablantes que aún mantienen los rasgos puros del resígaro, hablada por un puñado de personas en las localidades del noreste de Perú de Puerto Isango y Brillo Nuevo,[1] sobre el río Yaguasyacu, tributario del Ampiyacu, que fluye hacia la Amazonia en Pebas.
[2] Whiffen (1915) encontró a los resígaros asentados en las orillas del Japurá (Caquetá), al norte de los cahuinari, en Colombia.
Eso revela que los resígaros migraron al sur desde una ubicación más septentrional.
Eso ha producido una reestructuración general de la gramática del resígaro que lo hace gramaticalmente muy diferente de las lenguas arawaks del alto Vaupés, aun cuando su relación con esas lenguas es evidente en el léxico.
Los préstamos no se limitan sólo al vocabulario secundario, sino que también incluye pronombres y sufijos nominales.