La lengua de señas costarricense (LESCO) es una macrolengua conformada por dos variedades lingüísticas utilizadas por las personas sordas y sus familias en Costa Rica.
[4] El lingüista norteamericano James Woodward llevó a cabo un estudio lexicográfico en 1992, el cual surgió de sus observaciones durante una visita a Costa Rica en 1990.
[3] Woodward observó que ambas formas son utilizadas principalmente por personas sordas del área metropolitana, pero con diferencias generacionales significativas.
[5] El estudio reveló que la nueva lengua de señas costarricense (NLESCO) es distintiva de sus progenitoras y tiene una relación histórica más estrecha con la LSN que con la OLESCO.
[6] La LESCO es utilizada principalmente por los señantes más jóvenes, es decir, aquellos nacidos después de 1952.