Lenguas preincaicas de la cuenca del Marañón
Todas estas lenguas están actualmente extintas y tampoco constituyen una familia lingüística, por lo que tendrían orígenes diversos.De esta lengua se tiene registradas las siguientes palabras: quiet ‘agua’, chumac ‘maíz’, olaman ‘leña’ e ismare ‘casa’.Rivet (1934), Loukotka (1968) y Torero (1933) clasifican el Rabona como un miembro extinto de la familia candoshi, aunque Adelaar (2004) considera que esa conclusión podría ser prematura.Se han registrado cinco palabras de esta lengua: yema ‘agua’, moa ‘maíz’, oyme ‘leña’, lalaque ‘fuego’ y tie ‘casa’.Este documento solo proporciona tres palabras de esta lengua: unga ‘agua’, umague ‘maíz’ y chichache ‘fuego’.Otras fuentes asocian a los sacata (o zácata) con un grupo étnico bien organizado, los chillaos, que habitaban orillas opuestas del valle del Marañón cerca Cujillo (provincia de Cutervo) y Yamón (provincia de Utcubamba).Se conocen tres palabras de esta lengua: tuna ‘agua’, lancho ‘maíz’ y nacx'e ‘ven aquí’.Aunque el término tuna se corresponde con la palabra ‘agua’ en muchas lenguas caribes, la evidencia no es suficiente para permitir una clasificación fiable.[3] En el siglo XVI, la provincia de Loja estaba habitada por varios pequeños grupos étnicos independientes, que los españoles no pudieron someter a un férreo control.Tras haber sido sometidos por los incas, una gran parte de la población chachapoya fue deportada a otras áreas del Imperio incaico (quechua Tawantin Suyu ‘las cuatro regiones unidas’).Esta política de dispersión afectó negativamente a la supervivencia del chacha, la lengua hablada por los chachapoyas.El propio Taylor señala que muchos nombres chachapoyas son monosilábicos (Cam, Hob, Oc∼Occ, Sup, Yull), mientras que otros se forman por reduplicación de un elemento monosilábico (Pispis, Solsol) o son analizables en combinaciones de los anteriores tipos (Subsolsol).Además las consonantes iniciales pueden aparecer en forma palatalizada o velarizada, como por ejemplo en Guiop [gjop] y en el topónimo Cuémal ['kwemal]) (si bien los dos ejemplos anteriores es posible que la interpretación correcta fuera que las secuencias io y ue como diptongos crecientes).El conocimiento a través de topónimos antropónimos sin embargo tiene sus limitaciones, ya que muchos de estos nombres fueron profundamente afectados por la fonología del quechua, así el nombre Surueque o Zuruec llegó a dar en quechua Súrix.Shucahuala, Cuélap, Yulmal), que Taylor tentativamente interpreta respectivamente como ‘montaña’, ‘fortaleza’ y ‘planicie’ sobre la base del tipo de localización donde aparecen.Este último sufijo ha sido relacionado con los términos kaci (idioma hibito) y cholón kot (idioma cholón), ambos significando ‘agua’, ‘río’ (también el copallén tiene la palabra quiet ‘agua’, lo que podría sugerir algún parentesco con el chacha y las lenguas hibito-cholón).Sobre la forma reconstruida de esta terminación, Valqui se inclina por la protoforma -cat [kat] que ha variado en algunos casos al sonido oclusivo, velar, sonoro «g» o se ha palatalizado «ch» por la asimilación de los sonidos adyecentes.Además, apoya esta hipótesis la posible motivación cuzqueña en el topónimo Chuquibamba ⇐ Chuquipampa, actual distrito de Chachapoyas, semejante a otro denominado Chuquimal (Ocumal), donde se encuentra la correspondencia y posible interpretación quechua de [-mal] como [pampa].