La lecitina se aisló por primera vez en 1846 por el químico y farmacéutico francés Theodore Gobley.
Debido a su naturaleza lipídica, la lecitina se puede extraer de forma fácil químicamente (usando hexano, acetona, éter de petróleo, benceno, etc.) o mecánicamente.
En solución acuosa, sus fosfolípidos pueden formar liposomas, bicapas lipídicas, micelas, o estructuras lamelares, dependiendo de la hidratación y la temperatura.
Esto deriva en un tipo de tensioactivo que generalmente se clasifica como anfipático.
La lecitina se vende como un suplemento alimenticio y para usos médicos.