Natural de Torrijo del Campo, dejó dicha localidad en 1898 para unirse a la orden franciscana.
En su diócesis destacó como propagandista y promotor de temas religiosos como la Semana Santa del Bajo Aragón.
[10] Tuvo también un gran interés en desarrollar una educación cristiana,[11] incluyendo la promoción de la castidad[12] y el rechazo del ateísmo.
[13] Pasó sus últimos años aquejado por complicaciones de la diabetes, que le dejaron casi ciego.
[14] Estas complicaciones le afligieron cuando asistió como prelado a la primera sesión del Concilio Vaticano II en 1962.