Latinoamérica sin humanos
La basura que ya no es reciclada ni recolectada comienza a apestar el aire, y las mascotas se ven forzadas, como se dijo en el especial anterior, a valerse por sí mismas.Los perros que sobrevivieron ya han logrado adaptarse a la vida salvaje.Los sistemas eléctricos han colapsado y las ciudades finalmente están a oscuras.Los predadores que escaparon del zoológico vagan por las calles en busca de sus presas.En Buenos Aires los ríos que alguna vez estuvieron entubados han vuelto a aflorar.Sus edificios comenzarían a dañarse y estar en riesgo de caer debido al reblandecimiento del suelo por las inundaciones.Los autos que quedaron varados desde hace diez años son destruidos por el óxido y la vegetación.La biodiversidad se ha recuperado, como lo ha sido en la isla Martín García, donde hay una gran diversidad de especies y las casas están en ruinas.El edificio Copal en Sao Paulo finalmente cae, y la naturaleza ha recuperado sus terrenos; los últimos túneles que quedaban allí mismo han caído dejando grandes agujeros.El Cristo Redentor, desgastado y debilitado, es el último a caer, y ya no mirará a lo que debió ser Río de Janeiro, como también ocurrió con el edificio Italia, en São Paulo.Río de Janeiro ya no es igual: la mata atlántica ha invadido toda la ciudad y sus edificios imponentes han caído.Latinoamérica ya es oficialmente irreconocible, aún si el hombre regresara no reconocería su sitio de origen.En los créditos se menciona que Latinoamérica ya no existe, al menos no aparentemente y a simple vista, porque todavía quedan algunos vestigios de nuestra cultura, los cuales quedan a disposición de la próxima civilización.