La Almadraba de Monteleva

[1]​ La población se desarrolló durante el siglo XX como consecuencia de las explotaciones salineras.

Entre éstas se podrían destacar los flamencos rosados, la perdiz o el alcaraván, que habita en los territorios esteparios circundantes.

No sólo se construyeron unas viviendas sociales en donde podían vivir hasta 100 personas, sino que al vivir los obreros con sus familias la legalidad vigente obligó a construir instalaciones para la escolarización y la atención sanitaria de adultos y niños.

Otras siguen ocupadas por los salineros jubilados, a los que les fue cedido el derecho de usufructo durante toda su vida.

Son las distintas AAVV y asociaciones ecologistas las que denuncian, la mayoría de las veces sin suerte, todas estas tropelías.

Las nuevas casas se construyeron junto a las salinas, orientadas hacia las instalaciones de la empresa.

Siguen el esquema implantado por el arquitecto Trinidad Cuartara Cassinello en la capital (finales del siglo XIX,) para empresas como La Unión Almeriense o las que existieron en la Plaza de Pavía.

Viviendas salineras