Parece que gozaba de la confianza del rey incluso antes de la muerte de Filipo II de Macedonia, pues fue uno de los degradados por dicho monarca (junto a su hermano Erigio, Ptolomeo I Sóter, Nearco y otros) por las intrigas del joven príncipe.
[1] Tras la muerte de Filipo en el 336 a. C., Laomedonte, junto al resto de perjudicados, recibió el mayor de los honores de Alejandro: acompañarle a Asia, donde, gracias a su dominio de la lengua persa, fue encargado del trato a los cautivos.
Inicialmente, el macedonio, ahora rey de Egipto ofreció a Laomedón una importante suma de dinero a cambio de su gobierno; pero al rechazar este sus proposiciones, envió a Nicanor al mando de un ejército destinado a invadir Siria.
Laomedón fue incapaz de ofrecer una resistencia efectiva a esta amenaza: fue hecho prisionero por Nicanor y deportado a Egipto, de donde, sin embargo, consiguió escapar, uniéndose a Alcetas en Pisidia.
[4] Es probable que tomara parte en el subsiguiente enfrentamiento entre Alcetas, Átalo, y el resto de partidarios de Pérdicas contra Antígono, compartiendo el destino del grupo (320 a. C.), aunque no se le menciona individualmente.