Fue consagrado obispo de Pavía por el Papa Alejandro III en 1159.
De hecho, fue obligado a abandonar su diócesis para desencuentros con las autoridades locales.
En 1181 viajó de Pavía a Roma, donde encontró el apoyo del Papa.
No se hizo para dar cabida a los enfermos u hospitalizados, pero sí para prestar asistencia a los peregrinos y caminantes, y para otorgar una limosna.
Sus reliquias se guardan en un arca de mármol renacentista construida por Giovanni Antonio Amadeo entre 1498 y 1509 y colocada en la iglesia de San Lanfranco en Pavía[1].