Los lagares entre las viñas son unas construcciones de piedra singulares utilizadas en el pasado para elaborar el vino en los mismos campos en los que se cultivaba.
Se han clasificado 103 lagares entre las viñas (tines, según su denominación local) en diferentes estados de conservación.
En algunos casos se encuentran aislados, presentando únicamente una caseta auxiliar adosada (13 en total) y en otros formando grupos (los 90 restantes).
Para ello incorporaba en la parte superior del recipiente unos travesaños sobre los que se volcaba y pisaba la uva, escurriéndose el líquido resultante entre las maderas.
Terminado el proceso estas se retiraban, volcando en la cuba la pulpa y cerrándola para que diera comienzo la fermentación.
[6] Este incremento se produjo en el contexto de recuperación económica que siguió a la devastadora Guerra del Francés.
La guerra había dejado España en la ruina, con la población disminuida, las fábricas e infraestructuras destruidas, los cultivos abandonados y el comercio inexistente.
En aquellos momentos el precio del vino alcanzaba niveles altísimos y nadie estaba dispuesto a perder esas ganancias.
Ante la desidia del gobierno y la pasividad de los mismos productores la filoxera se extendió por todo el Principado, llegando a El Priorato en 1889.
El campo catalán se hundió en una crisis tal que para 1888 habían sido embargadas más de cuatrocientas mil fincas.
[11] La solución a la plaga consistió en la replantación de las viñas con cepas americanas resistentes al insecto.