[3] En 1959 se casó con el pintor Aldo Peralta, con quien tuvo dos hijos, Pablo y Pedro, que también fueron artistas.
[2] En 1981 falleció su esposo y poco después se trasladó a Montevideo, donde retomó la pintura.
En los años cincuenta inició su etapa de taller, con el maestro José Cziffery, con quien aprendió dibujo y pintura.
Resurge la artista como pintora, tras la muerte de su esposo, en 1981 cuando se trasladó a Montevideo.
Sorprendió a quienes solo conocían su faceta como tapicistas cuando en 1986 realizó la primera exposición individual de sus pinturas, en la Galerýa Vazelay.
La instalación de Duarte trabajó sobre tres conceptos enraizados en su entorno personal: el abrigo, el alivio y el alimento.
[2] Entre sus series pictóricas destaca la varias veces premiada Encajonadas (1988), por la que también obtivo el premio de un viaje a Europa en 1990, que le dio la oportunidad de realizar nuevos contactos y ampliar su perspectiva del arte a nivel internacional.
Se centró en reflexiones sobre la doble vida que construyen las personas como respuesta a las demandas impuestas por la sociedad.
[6] Su primera instalación fue Ceibos y panes (1996), en el Museo de Bellas Artes Juan Manuel Blanes.
De toda su obra, las instalaciones fueron los trabajos más comprometidos en la crítica social y política.
[6] Un tercer momento en su trayectoria lo marcó con Traperas (2006), que se presentó en la 51 Bienal de Venecia en 2005.
Lacy Duarte "tenía conciencia de lo que estaba haciendo al dar un nuevo sentido al trabajo anónimo de las mujeres del campo que deshacían las prendas viejas para producir sus cobijas.
[6] En 2002 el Banco Central del Uruguay le otorgó el Premio Figari en reconocimiento a su trayectoria.
(Selección) 1990 - Rituales, mitos, espejos y mentiras, Centro de Exposiciones del Palacio Municipal, Montevideo.