La rosa transfigurada

Eos: Homero y la aurora de rosados dedos en que compara la rosa con el amanecer que hace Homero, mientras que en el mundo hipocrático, la rosa era el principio activo de emplastos curativos de la práctica médica griega antigua.

[3]​ Revela en el ensayo su sólida formación humanística, su conocimiento de las culturas antiguas y modernas de egipcios, griegos, babilonios y romanos que confirieron una gran riqueza simbólica a la rosa.

No olvida en La rosa transfigurada la tradición guadalupana de México, en la que la aparición de la virgen María se anunció con rosas, que para algunos místicos aluden a la virginidad.

De la Peña en La rosa vuelta sobre sí, Rilke y su muerte propia, muestra la profunda admiración que tenía por la poesía rilkeana, que leía directamente en alemán, cuyo capítulo comienza con: "La rosa, en sus mutaciones, exigió, exigencia poética y, por ello, imperiosa, que se relegaran sus contornos a segundo plano, que el aroma se volcara íntegro y cabal, olfato del espíritu."

De la Peña en el último párrafo del prólogo abriga la esperanza de que se lea La rosa transfigurada como un reconocimiento a la belleza que nos prodiga el mundo y a la imaginación del hombre que lo habita y deja en su vida.