Es conocida por mostrar por primera vez Macondo, el pueblo ficticio hecho famoso en Cien años de soledad.
La narración del nieto, por otro lado, se enfoca en lo misterioso y lo maravilloso de la muerte.
Al igual que muchas de sus historias, como El amor en los tiempos del cólera y Crónica de una muerte anunciada, Gabriel García Márquez introduce una escena dramática al inicio de su narración y entonces se mueve al pasado, contando hechos que van a guiar a la conclusión final.
También en la masacre bananera, perpetrada por las Fuerzas Armadas de Colombia bajo el mandato del presidente Miguel Abadía Méndez.
[2] Tanto Balderston como otros autores han señalado de forma particular el final del capítulo cuatro para sustentar esta lectura, que Balderston describe como una «franca escena de deseo homoerótico» y donde el niño señala, al pensar en el cuerpo desnudo de su amigo Abraham:[1][3][4] El académico Eliezer Márquez Ramos, por su lado, ha señalado el carácter de los juegos del niño con Abraham, que se realizan casi a escondidas y que inventan un lenguaje secreto para comunicarse entre ellos, como forma de expresar la necesidad de ocultar una sexualidad no tradicional en una sociedad conservadora.