La hoja roja

La rutina de Eloy consiste en dar largos paseos con su amigo Isaías y charlar con la joven criada que trabaja interna en su casa.

Las conversaciones de los dos hombres giran siempre en torno a tiempos pasados y las de ella versan sobre su pueblo, el lugar del que se ha visto obligada a emigrar y que extraña profundamente.

Cuando su amigo Isaías muere, Eloy decide partir a Madrid y pasa un tiempo en casa de su hijo.

La muchacha, cuya única ilusión fue casarse con su novio del pueblo, el Picaza, ve truncados todos sus deseos cuando este bribón comete un asesinato y es encarcelado.

“Uno se enfría, no cuando hace frío sino cuando teme que va a enfriarse.” “La jubilación es la antesala de la muerte.” “¿Sabe?

Tengo más amigos a ese lado de la tapia que a éste” Vemos la soledad experimentada por dos personajes opuestos, que son los protagonistas Eloy y Desi: pobre/ rico; joven/ viejo; campesina /ciudadano; y hombre/ mujer.

El hombre sufre la soledad porque al ser tan longevo, sus amigos han ido muriendo.

De nuevo, Desi encarna justamente lo contrario, la ilusión por vivir y los planes futuros.

En segundo lugar, la ilusión, planes y nostalgia del pueblo de Desi, que representarían el futuro.

[4]​ También encontramos en la novela flashbacks que nos retrotraen a otras épocas mucho más cálidas, en todos los sentidos.

En aquel momento histórico se dio un profundo proceso industrializador en España que propició grandes flujos migratorios del campo a la ciudad, tal y como vemos ejemplificado en el personaje de Desi.

En palabras del propio Delibes «Sin mayor motivo la oficina le aterraba» (1959; 105).

Este recurso le aporta realismo ya que plasma la oralidad real del pueblo.

Destaca la capacidad del autor para describir paisajes y a las personas más débiles, con una mezcla de ternura, angustia e ironía.