La dama del alba es una obra de teatro melodramática de 1944 del dramaturgo español Alejandro Rodríguez Álvarez (Alejandro Casona) escrita durante su estancia en Buenos Aires, Argentina, donde se instaló en 1939 tras exiliarse en 1937.
[1] Esta pieza teatral la publica por primera vez en España, en 1945, la revista Fantasía.
La madre no ha podido superar la desaparición de la joven y esto afecta al día a día del resto de los hijos y del abuelo, quienes viven un luto perpetuo porque la madre considera que "seguir adelante" sería como olvidar a su hija.
Un día aparece por la casa una peregrina, buscando refugio, su aparición lo cambia todo a su paso.
La peregrina tenía que estar en el río a las 9 de la noche, pero se queda sin quererlo dormida.
La madre acepta a regañadientes y la peregrina, cuya misión ha sido fallida, se va del pueblo, para seguir con su camino, aunque antes de hacerlo avisa al abuelo de que volverá en siete meses, cuando la luna esté llena.
Los meses han pasado y Adela está completamente instalada en la casa.
Es, por primera vez en su vida, feliz, y esa noche es la noche de San Juan, que se celebra en el pueblo con unas hogueras, y va a salir toda la familia a celebrarlo.
Aunque Martín la buscó toda la noche, no dio con ellos y cuando volvió decidió callar la verdad.
Por este motivo Martín decide partir a la mañana siguiente a Castilla, para separarse de Adela y del pueblo y evitar la tentación, pero juntos deciden pasar la última noche en la fiesta.
Tras esta conversación se van todos a la fiesta, el abuelo incluido.
La peregrina la convence para que muera en el río, como supuestamente había muerto hacía cuatro años, y que su muerte y encontrar su cuerpo supondría a la familia la felicidad de poder enterrar a una hija.
Esto genera en el pueblo un especie de leyenda en torno a Angélica, que "milagrosamente" ha sido devuelta por el río cuatro años después de su muerte, en perfectas condiciones, para poder ser enterrada.
No busca trasmitir miedo ni incomprensión, sino que la hace humana.
Esta obra ha sido llevada en dos ocasiones al cine: tanto en 1949, en México, por Emilio Gómez Muriel, con el título de La dama del alba;[13] como en 1966, en España, por Francisco Rovira Beleta, con el título también de La dama del alba.