En 1927 el autor comenzó a colaborar en la revista Amauta, de José Carlos Mariátegui.
Según el testimonio del mismo autor, corroborado por Estuardo Núñez, fue precisamente en esa circunstancia cuando Mariátegui le propuso que adoptara un seudónimo, y entre los tres acordaron que fuera el de Martín Adán.
Esta primera edición, si bien no estuvo destinado a la venta al público, fue muy publicitada y concitó interés en el mundo literario.
Menciona la ocasión en la que ella le envía una carta de reproche, «una carta larga, temblona, en la que una muchacha núbil tira de las orejas al amor con los dedos tan seguros.»[7] El narrador menciona de pasada sus pensamientos críticos a la sociedad y alude también a los señorones que disfrutan del verano en el malecón.
Transcribe los «Poemas Underwood», que atribuye a Ramón, donde expone su yo interno y su visión del mundo.
No tiene un hilo argumental, tampoco diálogos, solo descripciones, manifestando la gran habilidad del autor para describir paisajes y situaciones de una manera poética.
Demuestra un gran dominio del idioma, con un amplio despliegue de palabras sinónimas, rescatando incluso el uso de arcaísmos, algo sorprendente si tenemos en cuenta que el autor era todavía adolescente cuando la escribió.
Con esta obra, Martín Adán inauguró la renovación estética en la literatura peruana, bajo el influjo del vanguardismo, una corriente artística surgida en Europa tras la Primera Guerra Mundial, dividida en varias escuelas y cuya característica era ir contra los viejos moldes literarios.