La Traza
Publicó su Manifiesto en julio de 1923 y se ofreció a Primo de Rivera como fuerza paramilitar para difundir e imponer la dictadura establecida por este.Primo de Rivera mantenía entonces dudas respecto a la futura estructura del Estado y a los instrumentos de apoyo que usaría o crearía, además del ejército, para mantener el poder y el control social.La Traza manifestó su voluntad en convertirse en partido político único (Federación Cívico-Somatenista).Una parte de los miembros de La Traza no aceptaron su integración en UP y se incorporaron a otras formaciones radicales como Peña Ibérica, y aunque estuvieron activos aún todo el año 1925, la entidad desapareció oficialmente en 1926.Un grupúsculo se mantuvo, no obstante, hasta la llegada de la Segunda República bajo la dirección y órdenes del capitán Alberto Ardanaz, el cual desarrolló una amistad con Ramiro Ledesma, lo que provocó que los trazistas terminasen integrados dentro de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista.