La comunidad fue bien recibida por la población, pero poco después tropas francesas, tras incendiar el castillo de Maella, saquearon el monasterio, robando y destruyendo gran parte de sus riquezas.
Los principales edificios eran la portería, la hospedería, la biblioteca, el refectorio, el claustro, el elemento más impresionante del edificio, con un pozo en el centro, y la torre, que tenía dos campanas y reloj.
Además poseía sala de estudio, enfermería, sastrería, lavadero, horno de cocer, laboratorio, bodega vinícola, caballeriza, pajar, molino aceitero, imprenta, carpintería y herrería.
La hospedería tenía unas 20 camas que ocupaban tanto huéspedes como criados.
En el respaldo de la iglesia había además una capilla con tres altares con retablos sobredorados dedicados a la Virgen de los Dolores, los Santos Joaquín y Ana y San Juan.