La Natividad es una obra del Greco, realizada entre 1603 y 1605 durante su último período toledano.
Estas obras corresponden al periodo tardío del pintor.
El Greco pinta una escena tenebrosa solo interrumpida por la luz que emana de la figura del Niño Jesús.
De esta manera, el pintor intenta representar que en el momento de la alumbramiento de Jesucristo es cuando el mundo conoce la Luz Divina, y presenta al Niño como foco de luz que guía a la humanidad en su camino hacia la Verdad.
En este lienzo también se aprecian escorzos típicos del pintor, como la original intrusión de la cabeza retorcida del buey en primer plano bajo los pies de María, que enfatiza aún más la idea de que estos cuadros fueron realizados para ser vistos desde abajo.