También se conoce la historia de que la India Catalina colaboró con los españoles y les dio aposento en sus tierras.
Las bondades con que se ve el término "pacificadora" son criticadas por algunos historiadores, puesto que al final de toda esta campaña, donde Catalina sirvió de "pacificadora", terminaron aniquilados por completo los indios Calamarí, quienes habitaban la zona donde hoy se encuentra Cartagena.
Por un lado, se presenta a Catalina como un símbolo de la raza nativa (y se presenta como una mujer dócil y pacífica, al servicio de la Corona Española), siendo una de las pocas imágenes indígenas a la que hoy en día se le muestran honores.
[17] En 1973, el mismo Víctor Nieto confió al escultor español Eladio Gil Zambrana crear un monumento a mayor escala en bronce para reconocer sus características y mantenerla presente toda la vida.
Dicho traslado causó inconformidad entre muchos habitantes de la ciudad, incluyendo al mismo Eladio Gil, autor de la estatua en 1973, quienes realizaron una marcha y protestas debido al traslado.