La imaginación sociológica

Mills sentía que la tarea central de la sociología era encontrar (y articular) las conexiones entre los entornos sociales de los individuos (también conocido como "medio"), con el contexto social más amplio y las fuerzas históricas en el que están inmersos.

Este enfoque cuestiona un abordaje estructural-funcionalista de la sociología, ya que abre nuevas posiciones para el individuo con respecto a una estructura social mayor.

Esto le llevó a la pregunta de si los individuos existen en las sociedades modernas, en el sentido en que "lo individual" es comúnmente entendido (Mills, 1959, 7-12).

Sostiene que cada individuo no se integra a la sociedad simplemente, ni asimila la totalidad de sus formas culturales.

Como tal, Mills critica la inhibición metodológica como característica de lo que denomina empirismo abstracto.

Esto lo entiende no como un esfuerzo consciente, sino como el resultado de discursos históricos basados en problemas, de los cuales se desarrollaron disciplinas, y en las que sus divisiones se vuelven cada vez más fluidas (Mills, 1959, 136-140).

En el Apéndice de la obra, titulado Sobre artesanía intelectual, Mills insta a los investigadores sociales a desarrollar su producción intelectual como un oficio:Sé un buen artesano: evita cualquier conjunto rígido de procedimientos.

Defiende la primacía del erudito individual; oponte a que predominen los equipos técnicos de investigación.

Sé una mente que confronte los problemas del hombre y la sociedad por sí sola.

En esto, observa la sociedad simultáneamente en términos macro y micro, a la vez que intenta combinar tanto las realidades sociales históricas como contemporáneas.

Jock Young propone, en su libro La imaginación Criminológica (2011), una inspiración similar para analizar las teorías sobre las criminalidad.