Finalmente, en 2012 se inauguró una pasarela peatonal de arco atirantado que une el barrio a la céntrica calle Doctor Luis Calandre,[3] y que por su color se ha popularizado como la pasarela rosa.
Una vez terminada esta obra decayó su número de habitantes, aunque desde la segunda mitad del siglo XIX empezó a recuperarse.
Recibía niños de varias pedanías, que llegaban en transporte escolar, y contaba con comedor.
En 2010 se construyó al sudoeste la urbanización Hacienda La Atalaya, ocupando terrenos de monte.
Nueve años después hubo un intento de continuarla incorporando la zona colindante de Cuatro Picos, contestado por unas movilizaciones vecinales que, aunque no detuvieron la promoción, sí consiguieron reducir su impacto.