Los cascos japoneses que han sido hallados datan del siglo V, antes de los samuráis.
El hari-bachi es un hachi elaborado con múltiples placas, sin costillas ni crestas visibles, donde los remaches estaban lijados.
A éstas armaduras se les agregaba un casco con las mismas características, elaborado por placas articuladas.
Estos no requerían de pernos para su construcción; más bien se utilizaba malla y cuerda para conectar las piezas entre sí.
Fueron sombreros cónicos para el combate, utilizados por los ashigaru (soldados de infantería) y por samuráis; los cuales podían ser elaborados con cuero o metal.
Para evitar esa apariencia plana y poco llamativa, los armeros comenzaron a construir formas fantásticas sobre los cascos elaboradas en harikake (papel mâché mezclado con laca, y sobre un armazón de madera) o elaborados totalmente en hierro.