La Sinfonía concertante para oboe, clarinete, trompa, fagot y orquesta en mi bemol mayor, K. 297b/Anh.
En la actualidad, existe una gran controversia con respecto a la autenticidad de la obra tal y cómo se interpreta hoy en día.
Existen discrepancias en cuanto a lo que se interpreta en nuestros días, e incluso sobre si la pieza existente está relacionada siquiera con la obra original.
[5] El Proyecto Mozart considera la pieza como «espuria o dudosa», argumentando que no aparece recogida en su lista de conciertos.
Algunos pasajes son de la más alta calidad, como la coda del primer movimiento, que muestra un final agitador y emocionante.