Juan el Enano

Llevó una vida de austeridad y enseñó su modo de vida a otros monjes, entre los que se encontraba Arsenio el Grande.

Juan se alimentó solo de pan ácimo y verduras durante toda su vida y podía mantenerse con una sola comida al día.

La historia más conocida acerca de su obediencia cuenta que, un día, san Pambo dio a Juan un pedazo de madera seca y le ordenó plantarla y regarla.

Después de tres años, el trozo de madera comenzó a brotar y creció hasta convertirse en un árbol frutal.

Pambo tomó algunas de las frutas del árbol y las enseñó a los monjes más ancianos, diciendo: "tomad, comed del fruto de la obediencia".