Ese mismo año el entonces Arzobispo de Santiago, Monseñor Raúl Silva Henríquez, lo envía estudiar a Roma donde se doctoró en Teología con mención en Moral.
Además formador en el Seminario Pontificio y asesor del movimiento apostólico de profesionales.
En 1994 fue designado vicario para la Educación, cargo que ejerció hasta el 2002, cuando renunció al clero diocesano para ingresar a la Orden Dominica.
[1] En 1979, el cardenal Raúl Silva Henríquez le encomendó una tarea, asumir como vicario de la Solidaridad.
Lo han hecho personas más importantes que yo, como son los Obispos, y yo voy a seguir también en esa línea.
Manifestaba estar feliz con esa decisión porque se empieza “una vida llena de esperanzas”.
Tenía una gran capacidad de establecer diálogos y relacionarse con las personas con las cuales trabajaba.
Como sacerdote, de una lealtad y fidelidad a toda prueba con los distintos Arzobispos con los cuales colaboró.
[1] Monseñor Cristián Precht Bañados, hizo un emotivo recuerdo del Padre Juan De Castro: “He admirado en él un deseo profundo de evangelizar sin darle la espalda a los tiempos.
Lo hizo abriendo caminos en la moral, llevando una pastoral renovada en Santo Toribio, en la Zona Norte y en la Zona Oriente, colaborando con el Cardenal Silva en muchas comisiones de confianza, ayudando a Don Juan Francisco en la formación del futuro clero de Santiago”[1]