Abogado de profesión, se opuso al régimen portalino, por lo que padeció persecución política.
En 1834 fundó El Diablo Político, periódico del cual fue redactor junto a connotados liberales como José Victorino Lastarria.
Fue condenado a una década de cárcel o exilio, por violar la ley de imprenta.
Ante tales hechos, y debido a su popularidad, el gobierno de Manuel Bulnes tuvo que aplicar el estado de sitio de Santiago para evitar disturbios populares.
Más tarde se instaló en su ciudad natal y accedió al parlamento, como diputado suplente por el departamento de Elqui, cargo que asumió plenamente desde 1847 hasta 1849.