Ya en sus últimos años en el seminario, tiene Montes una remunerada actividad musical como pianista en el Círculo de las Artes ―del que era socio desde 1861― que continuará después de dejar los estudios.
Durante sus años como seminarista Montes recibe una muy escasa formación musical que él mismo necesitará continuar de una manera autodidacta estudianto los textos de Fetis-Gil, Eslava o Berlioz.
No se casó ni es conocida relación alguna a lo largo de su vida.
Con la excepción de la música escénica, casi no cultivada por el músico, en su catálogo se observan composiciones y arreglos para coro, banda, cuarteto, sexteto, voz o piano.
Sus primeras obras están fechadas en 1857 y se corresponden todas con música sacra.
Montes presenta su Alborada para banda que consigue el primer premio del certamen.
Presenta dos canciones con texto de Rosalía de Castro: Doce sono y Negra sombra, esta última dedicada a su amigo Alejandro Berea; la primera consigue el primer premio y la segunda un accésit.
El día 23 de ese mes se aprueba el reglamento y se nombra a Montes como su director con una remuneración de cinco mil reales anuales.
El ayuntamiento rechaza la petición disolviendo la escuela, la banda, además de cesar a todos sus trabajadores.
Al mismo tiempo, se anuncia la vacante en la dirección que acabará ocupando Julián González Lloves.
Durante varias noches cada semana toca el piano para los socios de dicha institución.
Montes ocupará este cargo y trabajará conjuntamente con el organista titular Isidoro Blanco.
Montes trabajará al mismo tiempo como pianista del Casino de Lugo entre 1888 y 1893.
Antes de abandonar el seminario, y más aún después, le fue preciso al músico procurarse alumnos y alumnas a las que formar de manera privada para ganar algún dinero con el que ayudar a la economía familiar.