Juan Díaz de Garayo

[2]​[a]​ Sus padres, que se dedicaban a la labranza y tuvieron un total de nueve hijos, no pudieron encomendarles ni en su niñez ni en su juventud instrucción alguna; de hecho, era analfabeto.

[12]​ Con la idea de subsanar estos problemas, se casó en segundas nupcias con Juana Salazar[12]​ en 1864.

[i]​ El matrimonio no funcionó y sumió a la nueva esposa en constantes enfrentamientos con sus hijastros.

[18]​ «Garayo sacó despues tres reales del bolsillo y se los entregó a la M., la cual al verlos empezó a increparle, porque era muy corta la cantidad», asegura Becerro de Bengoa, que relata que a continuación se desató una disputa: el labrador le ofreció un real más, pero ella aseguraba que debían ser cinco.

[19]​ Becerro de Bengoa, que basa su relato en los datos que se recogieron durante el posterior procesamiento, relata así aquel primer asesinato:[20]​ A la mañana siguiente, un criado de una casa de Vitoria que caminaba por las orillas del Recachiqui, recogiendo flores y plantas medicinales, descubrió el cadáver medio sumergido en el agua.

Sus primeras víctimas fueron prostitutas a las que estranguló, al parecer por pedirle demasiado dinero tras mantener relaciones sexuales.

[21]​ «Garayo la entregaba poco dinero y en la lucha entablada, pudo la muchacha gritar, mientras aquel la agarraba del cuello, y dar lugar á que á los gritos acudieran algunos soldados de la guardia del Polvorin, ante cuya presencia, el criminal emprendió la fuga», narra Becerro de Bengoa.

[23]​[m]​ Un mes más tarde, Garayo contrajo nuevo matrimonio con una viuda de avanzada edad, llamada Juana Ibisate,[n]​ y, de acuerdo con lo escrito por Becerro de Bengoa, «vivió algun tiempo con ella en pasagera paz, bien pronto interrumpida por contínuas discordias, hondas y mútuas recriminaciones y completo desarreglo doméstico».

[31]​ Lo relata Becerro de Bengoa:[32]​ Cuando en 1879 volvió a ver una sádica oportunidad, el desenlace fue diferente.

Se hizo famoso por sus crímenes en toda España, y al ser un Sacamantecas real, su historia servía para asustar a los niños.

[36]​ En la novela Cuerda de presos, Tomás Salvador[37]​ narra el traslado del "Sacamantecas" desde León, donde fue capturado, hasta Vitoria, donde estaba reclamado para ser juzgado.

La conducción del preso por una pareja de guardias civiles se efectuó a pie hasta Pancorbo (Burgos) y desde allí continuaron viaje en tren.