Se le suele representar como un hombre que mata principalmente mujeres y niños para extraerles las mantecas (grasa corporal), generalmente para hacer ungüentos curativos o jabones.
Su origen se remonta al menos a la Edad Media.
Durante siglos se pensó que la grasa corporal, sobre todo de personas jóvenes y sanas, tenía propiedades curativas, y que determinadas personas eran capaces de usar.
De ahí surgió la leyenda del personaje, normalmente un vendedor ambulante, que asesina niños o mujeres para obtenerla.
El término se popularizó de nuevo durante el siglo XIX y comienzos del siglo XX, debido a varios asesinos reales con similitudes con el personaje.