Ese mismo año se establece en Teruel, desarrollando desde entonces una intensa actividad que abarcó diversos frentes.
Buena parte de su obra arquitectónica se circunscribió al sector privado, diseñando todo tipo de viviendas, desde chalets a edificios para las clases más humildes.
También fue arquitecto diocesano, lo que le permitió hacer incursiones en la arquitectura religiosa.
Muñoz falleció durante el asedio a la ciudad durante la Batalla de Teruel, al recibir una bala perdida mientras ayudaba a sofocar un incendio.
En el mismo periodo bélico parte de su obra sufrió daños severos; en otros casos, desapareció.