En julio de 1788 se embarcó en la Bayonnaise, en Brest, sirviendo en las Indias Orientales y Occidentales.
Con la llegada del nuevo gobernador de la isla, el general Decaen, nombrado por Napoleón Bonaparte en 1802, la seguridad de la isla se restauró, y cinco años después Villèle, que había acumulado una inmensa fortuna, regresó a Francia.
El partido conservador ganó fuerza ante la alarma generada por este hecho, y más aún tras el tremendo malestar generado a raíz de asesinato del duque de Berry.
Inmediatamente, arremetió contra la oposición, imponiendo restrictivas leyes de prensa.
El descubrimiento de pequeñas conspiraciones liberales le permitieron continuar con la represión.
Además, la prudente administración llevada a cabo desde 1815 había revalorizado la confianza en los bonos del estado, bajando su interés del 5 al 3 %,[cita requerida] con lo que el estado dispuso de un presupuesto considerablemente mayor.
Aunque ambas proposiciones, con algunas restricciones, fueron aprobadas, generaron un gran descontento popular.