Colaboraba con entusiasmo con varios periódicos que se editaban en nuestra entidad.
Caracterizaban al profesor José Urbán Aguirre, la constancia, el deber, la disciplina y la probidad, además de una puntualidad cronométrica en el desempeño de sus quehaceres: lloviera, tronara o relampagueara, siempre se le veía austero y afanoso, desde hora temprana detrás de su escritorio.
Pudiera decirse que su lema es aquel de Víctor Hugo: "el deber es un dios que no consiente ateos”, o aquel otro: “bueno es ejercer un derecho, pero mejor aún cumplir un deber".
Como funcionario estaba ampliamente capacitado por sus años de servicio en el Gobierno local, su preparación y honradez eran plena garantía en cualquier comisión que se le designara.
Hombre preparado, escritor y fogoso orador, hacía un papel brillante en cualquier lugar.
No tenía patrimonio, vivió con la jubilación que, conforme a la ley, le fue concedida.