José Safont Casarramona

También empezó a acumular un creciente patrimonio inmobiliario rústico y urbano que se disparó sobre todo a partir de la Desamortización de Mendizábal (1836), pues fue uno de los financieros que Mendizábal protegió con su amistad después de haber sido él mismo protegido por él en su carrera política a través del periódico El Patriota, que sufragaba.

Luego logró arrendar el diezmo en Gerona y Vich a través de apoderados en dichas ciudades.

En 1814, concluida la Guerra de la Independencia, tuvo que trasladarse a Barcelona para ampliar sus negocios y se asoció con Francisco Fontanellas.

Fue uno de los principales prestamistas a los que acudió la siempre hemorrágica Hacienda Pública del estado liberal, y gracias a los alivios que brindó al déficit crónico del estado (y también a sus amistades liberales) consiguió participar además en los negocios del diezmo y el papel sellado: un empréstito realizado al gobierno le reportó en 1836 un beneficio de 10 millones de reales, nada menos.

Estos tres últimos, muy unidos a su padre, especialmente José Safont Lluch (Vich, 1803 - Madrid, 1861),[2]​ continuaron los negocios familiares.