Fue nieto de José Ramírez Pérez, saladerista en el antiguo Montevideo.
Trabajó también como periodista y escritor; dejó su impronta en las páginas del diario El Siglo.
Sirvió como hombre público, ocupando cargos como legislador y ministro de Estado.
Opuesto al golpe de 1875, que dio inicio al llamado «militarismo», fue deportado junto a su hermano Octavio, y a su regreso participó de la fracasada Revolución Tricolor.
Tras su fallecimiento el Parlamento le negó honores oficiales después de una ardua discusión.