[1] Ceán Bermúdez, quien únicamente conocía las obras conservadas en Valencia, donde siguiendo a Orellana decía «tuvo fama de buen pintor», mencionaba entre sus obras el retrato del venerable Domingo Sarrió conservado en el ayuntamiento, del que Crisóstomo Martínez abrió una estampa, con algunas otras obras no conservadas.
[2] El retrato del padre Sarrió, firmado, es la obra más temprana de que se tiene noticia gracias al documento del pago de 20 libras por los jurados de la ciudad, fechado en 1676.
Se trata de dos medias figuras estáticas enmarcadas por orla de laurel, el escudo de la ciudad y cartela barroca en la que se resalta el papel jugado por ambos en la defensa de la doctrina inmaculista en la que se encontraba embarcada la ciudad.
[4] Hacia 1670 y todavía en Valencia, pintó la recientemente descubierta Visión de San Pedro Pascual, centrándose también en esta ocasión en la defensa de la Inmaculada Concepción, sobre la que supuestamente había escrito y predicado el legendario santo.
A finales del siglo XVII se encontraba en Castellón, ocupado en la restauración del retablo mayor de su parroquial, y en 1714, último año del que se tienen noticias, en Chert, donde todavía cobró cierta cantidad por una pintura de la Virgen del Rosario.