José Morgades

Convirtió el seminario en hospital durante dos epidemias de cólera.

En ese cargo desplegó una actividad notable en el campo de la sanidad y la beneficencia: fundó el Asilo del Buen Consejo, los obradores para chicas obreras y las llamadas Escuelas Dominicales, e introdujo en la diócesis las Hermanitas de los Pobres.

Morgades vio como buena parte de las clases sociales eran críticas hacia el papel que representaba la Iglesia.

La presencia entre la clase obrera, donde la Iglesia nunca había entrado, fue su nueva fuente de inspiración.

[1]​ La primera etapa como obispo de Vich, hasta 1890, se caracterizó por la lucha entre los integristas y los «mestizos».

Los primeros, aliados con los carlistas, querían la restauración del Antiguo Régimen.

Lo que sí correspondió al obispo Morgades fue la suspensión a divinis de mosén Jacinto Verdaguer (1895), precisamente él, que nueve años antes lo había coronado en Ripoll como «príncipe de las letras catalanas».

Retrato realizado por el fotógrafo Audouard