José María Rubio

En ambos pueblos se destacó por su extrema austeridad, su catequesis de niños y servicio a los más pobres.

Un viaje como peregrino a Tierra Santa y Roma (1904) le deja huella indeleble.

Hombre de carácter retraído y sencillo, de gran caridad e incansable entrega al trabajo, sobresalió como predicador (aunque no por sus dotes oratorias) y como confesor asiduo, que provocaba largas colas de fieles, quienes buscaban en él además acompañamiento y ayuda espiritual.

Pese a carecer de brillantes cualidades humanas, que contrastaban con sus compañeros de casa los académicos de la Historia y la Lengua, padres Fita y Coloma, su eficacia y fama creció en poco tiempo en toda la ciudad.

En vida se le atribuyeron hechos prodigiosos, como bilocaciones, curaciones, profecías y videncia; algunos, tal vez, legendarios, pero otros ratificados por numerosos testigos.

Imagen de San José María Rubio venerada en la parroquia de Santa María de Ambrox en el pueblo natal del Santo Dalías (Almería) .