Su fama en una época en el que la "fama" lo era por trabajar bien, hoy se ha convertido en una palabra despreciable y hueca de sentido, la obtenida por Alvira es un ejemplo de una gran reputación construida sobre cimientos muy sólidos y paso a paso.
Allí repasaron repertorios y pulieron deficiencias Titta Ruffo, Angeles Ottein, Giuseppe Anselmi, Ofelia Nieto, José Mardones (bajo), Amelita Galli-Curci, Tito Schipa.
De la mano del maestro surgieron divos como Julián Biel, Augusto Ordóñez, Antonio Picatoste, Delfín Pulido, Matilde Petrel, Felicitas Ramírez...
También enseña bailes regionales, prueba de ello fueron sus sobrinas Carmen Sánchez Bueno y Josefina.
Con la crisis del Teatro Real, Alvira sigue realizando sus tareas al mando de la compañía del Real pero organizando temporadas en los años veinte en el Teatro de la Zarzuela.