Trabajó en el taller del su padre, el fabricante de indianas Ramón Bonaplata i Roig, hasta poco antes de que este se jubilara dejando la gestión de la fábrica en manos del hermano mayor y hereu, Salvador.
En la primavera de 1830 viajó a Inglaterra junto con el estampador Joan Rull Camarasa quien, años antes, había importado los primeros cilindros mecánicos de estampación.
que, con las incorporaciones posteriores, tendría nueve socios al año siguiente: los hermanos José, Ramón, Narciso y Salvador Bonaplata, Joan Vilaregut, Joan Rull, Josep Giralt (también importador de cilindro mecánico de estampación como Rull), su primo Valentí Esparó y el tío de éste, Josep Colomer.
[1] La importante aventura industrial de la Fábrica Bonaplata duró poco.
[nota 4][4] Ese mismo año 1835, y teniendo en cuenta la duración inicialmente pactada, los socios habían empezado las discusiones sobre como enfocar el futuro de la empresa, un proceso no exento de conflictos, más bien al contrario, si bien éstos quedaron temporalmente larvados al producirse el incendio, el cual destruyó prácticamente en su totalidad la fábrica de hilados y tejidos, afectando seriamente, aunque en menor medida, la fundición y el taller de construcciones mecánicas.
[3] Por aquel entonces, José Bonaplata se desplazaba con frecuencia a Madrid, donde acabó fijando su residencia.
Antes, incluso, del incendio del Vapor Bonaplata, ya había surgido un primer conflicto que estalló formalmente en febrero de 1836: se había dejado vencer el arrendamiento del edificio de Sallent, lo cual fue aprovechado por Joan Vilaregut para firmar un nuevo contrato a favor de su propio entorno familiar.
José Bonaplata tenía, desde junio de 1836, poderes otorgados por la sociedad a sus socios residentes en Madrid (él y Josep Giralt) para negociar con el gobierno sobre la indemnización solicitada.
El otro escollo vino de las reivindicaciones del propio José Bonaplata -que requirieron de arbitraje- sobre la percepción del 8% de los beneficios obtenidos por la empresa hasta ese momento, no distribuidos, y sobre retirar su parte proporcional del hierro colado y del carbón de coque que la empresa tenía "existentes o próximos a llegar".