En 1770, tomó parte en los éxitos militares de Heraclio, pero su última expedición contra las guarniciones otomanas en Georgia meridional resultó en un fracaso.
Sus numerosos hermanastros conspiraban en los extensos dominios asignados por su padre e ignoraban la autoridad de Jorge.
Aún más, la enfermedad de Jorge creó una discusión sobre el posible sucesor y dividió a los nobles georgianos en partidos rivales; uno de ellos siguió al príncipe heredero David, hijo de Jorge XII, y el otro prefirió al medio hermano del rey, Iulon.
Esta vez, el gobierno imperial mostró más interés hacia Georgia cuando la campaña egipcia de Napoleón atrajo la atención de Pablo I hacia el Medio Oriente.
Kovalenski y Hājjī Ibrāhīm Shīrāzī, el ministro persa, intercambiaron notas reafirmando la determinación de sus gobiernos de mantener a Georgia bajo su vasallaje y amenazando con reforzar sus intereses por la fuerza.
Sin embargo, mientras los enviados georgianos aún estaban en San Petersburgo negociando los términos del nuevo tratado, Pablo I decidió anexarse el reino de todos modos y, en noviembre de 1800, escribió al comandante ruso en Tiflis: "La debilidad de la salud del rey nos da terreno para esperar su muerte; tú entonces inmediatamente, tan pronto como esto ocurra, emite una proclamación en Nuestro nombre de que mientras Nuestro consentimiento no sea recibido no se tomará ninguna acción ni aun para nombrar a un heredero al trono georgiano".