[1] Fueron sus hijos Mercedes, Juvenal, Ben Hur, Carlos, Jorge y Juan José, este último cultivo la escultura con gran suceso.
Apenas cursó hasta el quinto grado de primaria en la Escuela Municipal siendo sus maestros Mercedes Quintanilla y Julián Malespín.
Ya en León, Navas era un desconocido escultor granadino apoyado por el obispo, que no escapó a los viejos rencores entre Granada y León, como resultado de las contiendas fratricidas desde los tiempos de la colonia.
René Schick, años más tarde presidente de Nicaragua, recordaría que le admiraba con simpatía cuando siendo niño pasaba por ahí y se detenía a contemplar su trabajo.
Rubén Darío y Jorge Navas Cordonero, ambos genios prolíferos en su arte, entablaron una clara amistad aunque se desconoce la fecha exacta en que cruzaron palabra por primera vez.
Aunque Navas no concluyó sus estudios de educación primaria y jamás pisó escuela de arte alguna, fue prolífero desde la herencia artesanal colonial, con sus limitaciones técnicas que superó con creatividad artística intrínseca.