Fue considerado por Juan Agustín Ceán Bermúdez «uno de los mejores escultores del Reino».Poco después se paralizó la obra y Jorge Fernández regresó a Córdoba.[4] Entre 1509 y 1512 esculpió la viga del crucero de la catedral, que fue pintada por Alejo Fernández.[4] Parece que, posteriormente, residió en el barrio de Santa María.El 3 de noviembre del mismo año fueron bautizados en esta parroquia sus hijos Diego y Sebastián.
Retablo mayor de la Catedral de Sevilla. Jorge Fernández colaboró con la realización de sus imágenes.