Joaquín Sáenz y Arriaga
Cuando las reformas del Concilio Vaticano II comenzaron a implementarse en Norteamérica, fue Sáenz quien lideró la lucha contra ellas.Su tradicionalismo intransigente condujo a un rechazo de la nueva Iglesia Conciliar, y fue uno de los primeros en proponer la conclusión teológica del sedevacantismo, que sostiene que, desde la muerte del Papa Pío XII, ha habido un estado de sede vacante en Roma porque los siguientes llamados papas abrazaron las enseñanzas heréticas del falso Concilio Vaticano II.Más tarde incorporó estas ideas en sus libros La nueva iglesia montiniana (1971), y Sede Vacante: Paulo VI no es Papa legítimo (1973).En estos libros, afirmó que Pablo VI había perdido su autoridad papal a través de una herejía pública, pertinaz y manifiesta, cargo que supuestamente había ocupado durante algún tiempo.En reacción a sus actividades, el cardenal mexicano Miguel Darío Miranda Gómez declaró oficialmente que Sáenz había incurrido en excomunión.