En 1835 hubo otra junta y recibió otro premio, esta vez en la sección Figuras.
[5] En 1838 se fundó el Liceo Sevillano, que organizaba exposiciones de arte.
En 1871 realizó para la misma un retrato de Tomás González Carvajal.
Las recomendaciones para preservar los monumentos y obras de arte realizadas por la Comisión no siempre eran tenidas en cuenta.
Para llevarlas a cabo, solicitó la colaboración de Joaquín Domínguez Bécquer.
[18] En 1850 Isabel II le nombró pintor de cámara honorario.
El teniente alcaide Alfonso Núñez Prado interpretó que esto no se aplicaba a Joaquín, que según él ocupaba espacios por "gracia especial" de la reina.
Por ello, Núñez Prado le indicó que debía pagar por vivir en el Alcázar.
Según el pintor, esta interpretación de la ley se debía a que Núñez Prado quería ocupar esas estancias para meter lana, trigo y otras cosas con las que comerciaba.
En 1857 volvió a insistir, y escribió a la reina que le nombrase nuevamente director, que le concediese de nuevo su casa en el Patio de Banderas y el estudio en el Apeadero y que le inscribiese en la guía de empleados de la Casa Real, aunque fuese sin sueldo.
Joaquín se quedó solamente con la sala del Apeadero, pagando el correspondiente arrendamiento.
El rey, por Real Orden del 15 de julio de 1875, le concedió todo lo que había pedido menos la casa y el estudio, ya que todavía el edificio no había sido devuelto al patrimonio real.
La infanta María Luisa de Borbón intercedió a favor del pintor, pero este falleció en 1879 sin haber recibido aún respuesta.
[23] Si bien es cierto que el duque de Montpensier encargaba obras a muchos artistas en distintas etapas, su relación con Joaquín Domínguez Bécquer fue ininterrumpida hasta el fallecimiento del pintor en 1879.
Según un catálogo publicado en 1866 en la escalera principal del palacio estaban Pedro I de Castilla, Alfonso X el Sabio, María Coronel, Isabel la Católica, Fernando el Católico y Alberto Lista (copia del cuadro de la Academia Sevillana de Buenas Letras).
[27] Joaquín y Eduardo Cano presentaron una nota en 1867 en la que se reseñaba que siete cuadros debían ser restaurados con preferencia, cinco de los cuales eran de Murillo.
El catálogo fue realizado gracias a Joaquín Domínguez Bécquer, Miguel de Carvajal, Claudio Boutelou y Eduardo Cano y, aunque estaba ultimado en 1868, no fue publicado hasta 1880.
Al igual que su primo José, se dedicó a satisfacer esta demanda.
[33] Este museo malagueño también alberga sus obras Baile en el interior de una venta, Maja y torero, Baile en un interior y Cita de paseo.
Virgilio Mattoni dijo que el cuadro parecía pintado por Velázquez.
[48] Colaboró con su primo José en hacer tres litografías para la antología de poesía romántica titulada La lira andaluza (1838).