Su primer destino fue en las Islas Filipinas, como misionero en Trinidad (Benguet), Basao y Tagudín.
En esta época asturiana colaboró con El Oriente de Asturias y con la revista Covadonga.
En 1918 fue nombrado maestro de profesos del seminario agustiniano en Valladolid, el Real Colegio de los Padres Agustinos Filipinos, cargo al que presentó su renuncia en 1921.
Hacia 1934 se trasladó a Italia, donde residió en los conventos de Pavía y Perusa.
Estando en Italia colaboró con el boletín Dalle Apialle Rose.